Los órganos genitales masculinos son:
Los testículos, con funciones endocrinas (producción de
hormonas masculinas) y funciones de
génesis y maduración de los gametos masculinos o espermatozoides, que serán
trasladados a través de las vías espermáticas hasta la uretra, la cual
desemboca en el exterior a través del pene. Incluyen otros órganos accesorios,
como la próstata y las glándulas de Cowper.
A. Testículos
a. Situación, forma y relaciones
Los testículos son dos órganos
situados en el exterior de la cavidad abdominal, el izquierdo un
poco más bajo, debajo del pene y
alojados en las bolsas escrotales o escroto, elescroto tiene la función de
mantener los testículos a una temperatura ligeramente inferior a la del cuerpo
(5Cpor debajo de la temperatura central corporal), puesto que las células
germinales, generadoras de espermatozoides, son muy sensibles a los cambios de
temperatura y ligeros incrementos producen esterilidad.
En su origen, en la vida embrionaria,
los testículos se encuentran en el interior de la cavidad abdominal. La anormal
permanencia de esta situación se denomina criptorquidia.
Tienen forma ovalada, con un diámetro
mayor de unos 4 cm, una anchura de 3 cm y un espesor de 2,5 cm, y cada uno de
ellos pesa alrededor de 20 g. La superficie del testículo es lisa y brillante,
de color blanco, formada por una
cubierta fibrosa denominada albugínea, muy tensa, lo que le confiere una
consistencia dura.
En su polo superior se aprecia una
pequeña formación correspondiente a un resto embrionario
denominado hidátide sésil de Morgagni.
Por su cara posterior, el testículo
está en contacto con el epidídimo, una estructura que forma parte de las vías
espermáticas y en la que se distinguen tres porciones: cabeza, cuerpo y cola.
La cabeza del epidídimo emerge del polo superior del testículo, y el cuerpo y
la cola descienden adosados a su cara posterior.
El testículo y el epidídimo están
envueltos por una serie de capas que constituyen la bolsa escrotal.
Hemos de recordar que el testículo ha
descendido desde el abdomen y, en ese trayecto hacia el exterior, ha arrastrado
las diferentes capas de la pared abdominal; por lo tanto, las envolturas
testiculares serán equivalentes a las capas musculares y aponeuróticas que
constituyen la pared abdominal.
Entre ambos testículos, las diferentes
capas (excepto la piel) forman un tabique escrotal que llega hasta la raíz del
pene. En la piel, entre los dos testículos, hay un rafe escrotal que se
continúa hacia el ano para formar el rafe perineal. Desde el testículo hasta la
piel queda un resto de gubernáculo embrionario que arrastró el testículo fuera
de la cavidad abdominal: es el ligamento escrotal.
b. Estructura interna
La cápsula fibrosa que envuelve el
testículo, la albugínea, tiene un engrosamiento en la parte posterior del
testículo, el cuerpo de Highmore. Por esta zona salen las vías seminales hacia
el epidídimo. Desde el cuerpo de Highmore parten unas láminas fibrosas hacia el
interior del testículo, dividiéndolo en unos 300 compartimientos que
constituyen los lóbulos del testículo.
En cada lóbulo hay 2 o 3 conductos de
forma contorneada denominados tubos seminíferos, en los que se forman los
espermatozoides. Los tubos seminíferos constan de unas células de sostén, las células
de Sertoli, que sirven de soporte a los espermatozoides y las células
precursoras.
El espermatozoide se origina en una
célula denominada espermatogonia, situada en la periferia del tubo seminífero,
es decir, junto a su lámina basal. Las espermatogonias dan origen, por mitosis,
a los espermatozoides primarios de los cuales, se generan luego, mediante una
nueva mitosis, los espermatozoides secundarios. Cada uno de ellos se sitúa más
próximo a la luz del tubo seminífero, siempre entre las células de Sertoli, las
cuales nutren a los espermatozoides en desarrollo. Por último los
espermatocitos secundarios se transforman en espermatozoides, los cuales disponen
de un flagelo que les da movilidad; éstos están situados ya en la luz del tubo
seminífero, con la cabeza en contacto aún con las células de Sertoli.
Los tubos seminíferos de cada lóbulo
se dirigen hacia el cuerpo de Highmore, pero antes de entrar en él se unen en
un tubo recto también formado por células de Sertoli. Por lo tanto, hay tantos tubos
rectos como lóbulos testiculares. Estos tubos entran en el cuerpo de Highmore,
donde forman un entrelazado de tubos anastomosados entre sí, denominado red de
Haller o rete testis, de donde salen de 10 a 15 vasos eferentes muy plegados
sobre si mismos, adoptando una forma cónica, que reciben el nombre de conos
eferentes. Estos vasos eferentes salen del testículo desembocando sucesivamente
en la cabeza del epidídimo de la que forman parte.
Entre los tubos seminíferos se
encuentran las células intersticiales de Leydig entremezcladas con los
capilares del testículo y el tejido conectivo. Son células poliédricas que
producen la testosterona, hormona sexual masculina, la cual vierten a los
capilares. Las células de Leydig, por lo tanto constituyen la parte endocrina
del testículo.
c. Funciones de los testículos
Como ya se ha mencionado, el testículo
tiene funciones espermatogénica y hormonal (secreción de testosterona). La
espermatogénesis comienza en la pubertad por estímulo de las hormonas
gonadotrópicas de la hipófisis. Aunque las etapas de la espermatogénesis ya se
han mencionado, a continuación se detallan algunos aspectos:
- Las espermatogonias situadas en la
periferia de la pared de los tubos seminíferos proliferan continuamente y se
diferencian hasta dar lugar a los espermatozoides.
- En primer lugar cada espermatogonia
se transforma en un espermatocito primario, el cual duplica sus cromosomas y se
divide en 2 espermatocitos secundarios, con 46 cromosomas agrupados en 23
pares.
- Los espermatocitos secundarios se
convierte, por división meiótica, en dos células denominadas espermátides.
Estas contienen, por lo tanto, 23 cromosomas no emparejados. Uno de estos cromosomas
determinará el sexo; es decir, los espermatocitos secundarios contienen un par
de cromosomas XY y, al dividirse en dos espermátides, cada una de ellas tendrá
el cromosoma X (determinante del sexo femenino) o el cromosoma Y (determinante
del sexo masculino). Al madurar las espermátides se convertirán en
espermatozoides sin cambiar su dotación cromosómica, por lo que habrá
espermatozoides X (hembras) y espermatozoides Y (machos). Según cuál de ellos
fecunde el óvulo, el sexo del hijo será hembra o varón, respectivamente.
- La maduración de la espermátide
origina el espermatozoide, que consta de cabeza, cuello, cuerpo y cola. En la
cabeza hay una estructura denominada acrosoma, que interviene en la penetración
del espermatozoide en el óvulo. La cola le permite moverse a través de los
fluidos mediante movimientos similares a los de un reptil, con una velocidad de
unos 30 cm/hora. Una vez que ha alcanzado el óvulo y lo ha fecundado, solo la
cabeza penetra en él.
- El espermatozoide sólo puede vivir 2
o 3 días en los productos de la eyaculación, pero se mantiene vivo durante
mucho más tiempo en los conductos testiculares y el epidídimo.
- En su función como células de sostén
de los espermatozoides y de sus precursoras, las células de Sertoli aportan
material nutritivo a dichas células.
B. Vías espermáticas
En realidad, las vías espermáticas
comienzan en los tubos seminíferos del testículo, pero en la estructura interna
de este órgano ya se han descrito los tubos seminíferos, los tubos rectos, la red
de Haller y los conductos eferentes, por lo que en este apartado se describirá
el resto de las vías espermáticas: epidídimo, conducto deferente, vesículas
seminales y conductos eyaculadores.
a. Situación, forma y relaciones
Los conductos o conos eferentes que
emergen de la red de Haller desembocan en el conducto epididimario, también muy
plegado, y constituyen con la primera porción de este último la cabeza del
epidídimo, situada en el polo superior del testículo. En ella se puede apreciar
una pequeña formación, la hidátide pediculada de Morgagni, resto embrionario
situado junto a la hidátide sésil del testículo.
Una vez que el conducto epididimario
ha recibido los conos eferentes, continúa descendiendo dentro de la bolsa
escrotal, adosado a la cara posterior del testículo y constituyendo el cuerpo y
la cola del epidídimo. Estas dos porciones, cuerpo y cola, están envueltas
íntimamente por la hoja visceral de la túnica vaginal, continuación de la que
cubre la cara posterior del testículo y que dibuja el fondo de saco
subepididimario.
El epidídimo mide unos 5 cm, aunque el
conducto epididimario, muy replegado, tienen en realidad una longitud de unos 6
cm.
La cola del epidídimo se continúa con
el conducto deferente, más ancho y menos sinuoso; asciende hacia el polo
superior del testículo a lo largo de la cara interna del epidídimo y sale de la
bolsa escrotal hacia el conducto inguinal. En este trayecto forma parte del
cordón espermático, junto con los vasos espermáticos, arteria deferente,
linfáticos y fibras nerviosas, todo ello envuelto en fibras del músculo
cremaster.
El conducto deferente tiene una
consistencia dura y una longitud de unos 40 cm. Entra en la cavidad abdominal
con el cordón espermático por el conducto inguinal, pasando por delante de la rama
pubiana, junto a la espina del pubis. Dentro de la cavidad abdominal el
conducto deferente se separa de los demás componentes del cordón espermático y
se dirige hacia atrás por debajo del peritoneo, cruza los vasos iliacos
externos por delante y se adosa a la cara lateral de la vejiga. Cruza por encima
del uréter y busca la cara posterior de la vejiga, entre ésta y el recto,
descendiendo por debajo del uréter hacia la próstata, sobre la cual contacta
con la vesícula seminal. En este último trayecto se ensañad formando la ampolla
del conducto deferente.
Las vesículas seminales son dos bolsas
con función secretora que aportan el líquido seminal en la eyaculación.
Contienen también espermatozoides, como el resto de las vías espermáticas.
Están situadas entre la vejiga y el recto, por encima de la próstata y por
fuera de la ampolla del conducto deferente.
El fondo de saco de Douglas cubre el
extremo superior de la vesícula seminal, es decir, el fondo de ésta. La
abertura de la vesícula se halla hacia abajo y adentro y desemboca junto con la
ampolla del conducto deferente en el conducto eyaculador.
El conducto eyaculador es un tubo
corto (de 2,5 cm) que atraviesa la próstata. Termina al desembocar en la uretra
prostática o tramo de la uretra que atraviesa la próstata.
b. Estructura interna
Los conductos eferentes tienen un epitelio cilíndrico
simple con células ciliadas y células con micro vellosidades. Este último tipo
contiene además gránulos de secreción. La capa muscular de fibra lisa es
delgada. Tanto los cilios como las fibras musculares facilitan la progresión de
los espermatozoides hacia el conducto epididimario.
Este se caracteriza por poseer un
epitelio de tipo seudo estratificado, con vellosidades y una capa
muscular fina.
El conducto deferente mantiene la
morfología epitelial del conducto epididimario, pero su capa muscular es mucho
más gruesa y está formada por tres láminas de fibras: una interna
(longitudinal) otra media (circular) y una lámina externa donde las fibras musculares
vuelven a adoptar una disposición longitudinal. Rodeando a la capa muscular
existe una adventicia de tejido conectivo denso.
La estructura de la ampolla es la
misma que la del resto del conducto deferente.
Las vesículas seminales se
caracterizan por una capa muscular más fina y un epitelio sin células ciliadas
pero con abundantes gránulos de secreción, cuyo contenido vierte hacia la luz
de la vesícula para formar parte del líquido espermático.
Los conductos eyaculadores tienen un
epitelio cilíndrico simple, son vellosidades ni gránulos de secreción. Su capa
muscular es muy fina, entremezclada con el tejido conjuntivo y el propio tejido
prostático.
c. Función de las vías espermáticas
A lo largo de la exposición se ha
mencionado la función de las vías espermáticas, que mediante la contracción de
su capa muscular ayudan a los espermatozoides en su trayecto hacia el exterior,
en el momento de la eyaculación. Por otra parte, las células secretoras de los
conductos deferentes y epididimario y de las vesículas seminales producen una
secreción mucosa que forma parte del líquido seminal que nutre a los
espermatozoides y les proporciona un medio protector.
C. Próstata
a. Situación, forma y relaciones
La próstata es una glándula de
secreción exocrina que se sitúa debajo de la vejiga, rodeando la uretra y los
conductos eyaculadores que desembocan en la uretra. A partir de la pubertad
crece hasta el tamaño del adulto 3 cm de altura, 4 cm de anchura y 2 cm de
grosor.
Por su forma, tamaño, color y
consistencia, es semejante a una castaña. La base se orienta hacia arriba, bajo
la vejiga; el vértice hacia abajo, apoyado en el diafragma urogenital (músculo
transverso del perineo). Por detrás, está en relación con el recto, lo cual permite
su exploración mediante el tacto rectal. Por delante está la sínfisis del
pubis, de la que la separa la grasa y las venas prostáticas.
La uretra sale de la próstata por su
vértice, después de atravesar la glándula en sentido vertical.
La próstata está envuelta en una
aponeurosis que engloba también el plexo venoso prostático.
Los engrosamientos de esta aponeurosis
constituyen los ligamentos de fijan la glándula a las paredes pelvianas.
b. Estructura interna
Las estructuras que atraviesan la
próstata, la uretra y los conductos eyaculadores dividen la próstata en cuatro
lóbulos: uno medio, otro anterior y dos laterales. El espacio triangular
formado por ambos conductos eyaculadores y la uretra es el lóbulo medio; a
ambos lados de los conductos, los lóbulos laterales, unidos por una zona central
por delante de la uretra, que es el lóbulo anterior.
También puede distinguirse una región
craneal, donde asienta el adenoma prostático, y una región caudal, donde se
desarrolla el carcinoma.
Su estructura consta de glándulas
tubuloalveolares que desembocan en la porción de uretra que la atraviesa, donde
vierten su secreción. Estas glándulas están formadas por un epitelio cilindrico
simple, con gránulos de secreción que vierten a la luz, irregular y de tamaño
variable.
Entre las glándulas hay tejido conectivo,
fibras musculares lisas, vasos sanguíneos y linfáticos y fibras nerviosas.
c. Funciones de la próstata
La próstata, como se ha señalado, es
una glándula que secreta un líquido blanquecino hacia la uretra, el líquido
prostático, que se une a las secreciones de las vías espermáticas y los
espermatozoides para constituir el semen.
El líquido prostático es alcalino, por
lo que neutraliza la acidez de los demás componentes del semen, aumentando la
motilidad y fertilidad de los espermatozoides.
Durante la eyaculación, la próstata se
contrae junto con el conducto deferente y las vesículas seminales, expulsando
su contenido a la uretra.
D. Pene
a. Situación, forma y relaciones
El pene es un órgano cilíndrico que
pende sobre las bolsas escrotales, por debajo de la sínfisis pubiana. Está
unido a la región anterior del perineo. Su tamaño y consistencia varían según
se halle en estado de flaccidez o de erección: en estado fláccido mide unos 10
cm y en erección se vuelve rígido y mide unos 15 cm. Está formado por tres
elementos que constituyen los órganos eréctiles: dos cuerpos cavernosos y un
cuerpo esponjoso.
Los cuerpos cavernosos de fijan en las
ramas isquiopubianas formando la raíz del pene; en este tramo están recubiertos
por el músculo isquiocavernoso. Se unen bajo la sínfisis del pubis, desde donde
emergen, y forman la porción dorsal del pene.
El cuerpo esponjoso se fija bajo el
músculo transverso profundo del perineo en un ensanchamiento denominado bulbo.
A partir de este punto recibe la uretra, que recorre toda su extensión hasta el
extremo anterior, constituyendo la uretra peneana. El bulbo está recubierto por
el músculo bulbocavernoso. El cuerpo esponjoso se dirige hacia delante para
unirse, bajo la sínfisis del pubis, con los cuerpos cavernosos, a los que se
adosa formando la porción ventral del pene. En su interior está la uretra, que
desemboca en la punta del pene. El extremo anterior del cuerpo esponjoso, más dilatado
que el resto, se denomina glande y cubre también el extremo de los cuerpos
cavernosos. El borde del glande constituye la corona. En su vértice, el glande
tienen la abertura hacia el exterior de la uretra; es una hendidura vertical,
el meato uretral.
El pene está recubierto por varias
capas; la más interna es una envoltura fibroelástica, la fascia peneana, que se
continúa con la fascia superficial del escroto y perineo. Esta envoltura se una
a la sínfisis del pubis por el ligamento suspensorio del pene.
El músculo dartos del escroto se
continúa también por el pene formando otra de sus envolturas, entremezclándose
con el tejido celular.
La piel, con un tejido celular muy
laxo, está adherido al pene en toda su longitud, excepto en el glande, con el
cual sólo se une mediante una línea por su cara inferior denominada frenillo.
El resto de la piel del glande está libre, cubriéndolo únicamente en estado de flaccidez.
Esta porción de piel es el prepucio, que se retrae descubriendo el glande
durante la erección. Cuando su orificio anterior es cerrado, no permite la
salida del glande, lo cual constituye la fimosis.
El surco formado entre la corona del
glande y el prepucio es el surco balanoprepucial, donde se acumula el esmegma,
compuesto de la secreción de glándulas sebáceas y descamación de las paredes del
prepucio.
b. Estructura interna
Los tres componentes eréctiles del
pene, cuerpos cavernosos y cuerpo esponjoso, están rodeados, cada uno de ellos,
por un albugínea fibroelástica, densa, de la cual parten tabiques hacia el
interior de los cuerpos (trabéculas), formando un entramado como el de una
esponja, cuyos huecos forman lagos sanguíneos. Los capilares sanguíneos
rellenan estos huecos. Están dotados de dispositivos musculares que permiten o
cierran el paso de la sangre a los lagos sanguíneos. Cuando la sangre pasa a
estos lagos, los cuerpos cavernosos y esponjosos se hinchan y se endurecen.
Esto ocurre durante la erección, que
se comentará mas adelante, junto con la función del pene.
c. Función del pene
El pene tiene una doble función. Al
contener en su interior parte de la uretra, interviene en la micción. Por otra
parte, es el órgano copulador en el acto sexual. Por estimulación
parasimpática, los cuerpos cavernosos y esponjoso se llenan de sangre, con lo
cual, el pene aumenta de tamaño, se endurece y se pone rígido durante la
erección, necesaria para la realización del coito. En este proceso intervienen
varios factores; en primer lugar, la dilatación de las arterias produce el
llenado de los cuerpos cavernosos y esponjoso; por otra parte, la musculatura
de la raíz del pene, músculos isquiocavernosos y bulbocavernoso, se contrae,
impulsando aún más la sangre hacia el pene; el músculo transverso profundo del
perineo, diafragma urogenital, se contrae, dificultando la salida de sangre ya
que comprime las venas que pasan a través de él.
La erección que en principio es un
acto reflejo, puede ser inhibida por estímulos psíquicos, como el temor. Los
pensamientos o imágenes sexuales pueden desencadenar el proceso de erección. La
corteza cerebral actúa como un centro integrador de la actividad sexual,
modificando los reflejos que intervienen en ella, bien sea disminuyéndolos o
favoreciéndolos.
Por otra parte, la uretra posee
numerosas glándulas en su recorrido por el cuerpo esponjoso, las glándulas de
Littré, que elaboran una secreción mucosa que favorece la lubricación, aunque a
ello contribuyen en mayor medida los órganos sexuales femeninos. También producen
secreción mucosa las glándulas bulbouretrales o glándulas de Cowper, que se
verán más adelante.
Por último, las contracciones del
músculo bulbocavernoso impulsan el semen en la eyaculación a través de la
uretra peneana. Durante el coito, se observan en el varón diversos cambios fisiológicos,
que pueden resumirse en tres fases:
Excitación
Las sensaciones, debidas a
estimulación fisicomecánica o psíquica, siguen una vía consciente hacia el
encéfalo y una vía inconsciente que, a través de la médula espinal, provoca por
vía parasimpático la erección del pene, un aumento de tamaño y elevación de los
testículos, un incremento en la tumescencia y colocación púrpura del glande y
una secreción mucosa de las glándulas bulbouretrales, con la finalidad de
lubricación.
Orgasmo
Los cambios experimentados por el pene
en la fase anterior provocan un incremento en la superficie de contacto del
mismo; se incrementa la intensidad de la sensación fisicomecánica, lo cual
tiene una proyección consciente encefálica y una proyección espinal que, por
vía simpática, induce la contracción del epidídimo, del conducto deferente y de
los órganos accesorios. Se produce una emisión seminal, que llena la uretra,
dilatándola e incrementando la sensación fisicomecánica antes mencionada (sensación
de inminencia eyaculatoria), lo cual conduce a la eyaculación, por contracción rítmica
de los músculos bulbocavernosos e isquiocavernosos y también del esfínter anal.
Resolución
La última fase, o de resolución, está
definida por una involución rápida de la erección, con vuelta a los niveles de
partida, relajación muscular y disminución de la vasocongestión. Estos cambios
se acompañan de un periodo refractario más o menos largo.
E. Uretra masculina
Desde la vejiga urinaria, la uretra
desciende verticalmente, atravesando la próstata desde su base hasta el
vértice: es la uretra prostática. En este tramo presenta un relieve en su pared
posterior, el veru montanum, donde desembocan los dos conductos eyaculadores y,
entre ellos, el utrículo prostático, que es un pequeño divertículo de
aproximadamente 1 cm de longitud. A ambos lados del veru montanum desembocan
las glándulas prostáticas; hay unos 20 o 30 orificios correspondientes a estos
conductos de desembocadura. La uretra prostática tiene una longitud de unos 3
cm.
Por debajo de la próstata, la uretra
atraviesa el músculo transverso profundo del perineo (diafragma urogenital), recibiendo
el nombre de uretra membranosa. En este tramo está rodeada por las fibras musculares
del esfínter estriado (voluntario), y por detrás, entre las fibras musculares
del esfínter, las dos glándulas de Cowper o glándulas bulbouretrales, que
aportan una secreción mucosa lubricante, tienen forma redondeada, del tamaño de
un guisante. Desembocan en la uretra un poco más abajo, cuando ésta atraviesa
el bulbo esponjoso del pene. La uretra membranosa mide aproximadamente 1 cm.
Por debajo del músculo transverso del
perineo, la uretra entra en el bulbo esponjoso; traza una curva hacia delante
siguiendo ya todo el trayecto del cuerpo esponjoso hasta el glande, donde se
abre al exterior. En este tramo se denomina uretra peneana o uretra esponjosa.
Al nivel del bulbo tiene un pequeño ensanchamiento: el fondo de saco bulbar. Bajo
la sínfisis del pubis, siguiendo la posición del pene en estado de flaccidez,
describe otra curva hacia abajo hasta el orificio de salida: el meato uretral.
Inmediatamente antes del meato, en el glande, hay un ensanchamiento, la fosa
navicular. En la uretra peneana desembocan pequeñas glándulas mucosas, a lo
largo de todo el trayecto: las glándulas de Littré, con acción lubricante.
La uretra peneana mide unos 15 cm de
longitud; por lo tanto, la longitud total de la uretra es de unos 20 cm.
El epitelio de la uretra es de tipo
urinario en su comienzo, como continuación del epitelio de la vejiga; por
debajo del veru montanum se hace cilíndrico estratificado hasta la fosa navicular,
donde se convierte en pavimentoso estratificado, similar al del glande.
La capa muscular al principio forma el
esfínter liso, que se continúa con la musculatura de la vejiga.
En la uretra prostática las fibras
musculares se entremezclan con las de la próstata, y en la uretra membranosa
son sustituidas por fibras estriadas del esfínter voluntario.
El riego sanguíneo lo recibe a cada
nivel de las arterias que riegan los respectivos órganos por donde pasa:
arterias vesicales inferiores, hemorroidales inferiores, bulbar y dorsal del
pene. Las venas terminan en la vena dorsal profunda del pene o directamente en
el plexo periprostático.
Los linfáticos de la uretra prostática
y membranosa desembocan en los ganglios iliacos internos, y los de la uretra
peneana, fundamentalmente en los ganglios inguinales.
El nervio pudendo interno recoge las
sensaciones de la uretra. Sus fibras motoras actúan sobre el esfínter
voluntario, regulando la micción.